domingo, 16 de septiembre de 2012



 LAS LECHERAS DE NAHARROS
  
   Hasta finales de la década de los 60 las mujeres de Naharros todos los días llevaban la leche de sus cabras a la vecina Atienza para venderla.
   Al final del día y a primera hora de la mañana se ordeñaban las cabras, esta leche se metía en botellas, normalmente de cristal, y un par de mujeres se encargaban de trasportar esta leche hasta Atienza.
   Las botellas llenas de leche se metían en un talego, cada talego era de distinto color y de esta manera cada una sabia cual era su botella, si coincidía el color de un talego, se le ponía un hiladillo distinto para poder diferenciarlo, bueno diré que el talego era una bolsa de tela en la que se metía la botella, este servía de protección para poner varias botellas juntas y que no se rompiesen.
   Todas las mañana, cada mujer llevaba sus botellas de leche a la casa de de la que le tocaba ser lechera ese día y las metía en las alforjas. Cuando todas habían llevado sus botellas se cargaban las alforjas en una caballería, normalmente un mulo o burro que era el medio de trasporte. Esta caballería tenía que ser tranquila ya que si se asustaba por el camino se corría el riesgo de que las botellas fuesen al suelo y sobre todo no tenía que asustarse con los coches ya que la mayor parte del camino se hacía por la carretera que va de Naharros a Atienza que por aquel entonces estaba empedrada.
   Se salía de Naharros por El Calvario, La Carrera, El Regacho de la Nava, se salía a la carretera por La Nava, se paraba por El Casarejo y las curvas de Cerropozo se acortaba por debajo de la carretera, se llegaba a Santa Lucia, El Serralo, El Verdinal, el Rio de Atienza y antes de llegar a los Pradillos se salía de la carretera y entraban a Atienza por Puertacaballos.
   Cuando llegaban a Atienza, las caballerías las dejaban en la cuadra de alguien de Atienza, por lo que me cuentan creo que hubo un tiempo que las dejaban en la casa de La Tía Melona que estaba al lado de donde estaba antiguamente la plaza de toros, al final las dejaban en casa de La Tía Paula que estaba en la calle Real. Desde allí se procedía a repartir la leche, normalmente si iban dos mujeres, se repartían el trabajo, dividiendo Atienza en dos partes.
   Parte de la leche era para clientas fijas y parte había que hacer labor comercial para venderla, si en una casa había que dejar medio litro, como las botellas eran de litro, tenían que llevar algo con lo que se midiese que normalmente era un cuartillo. El hecho de tener que vender la leche de puerta en puerta había mujeres que lo llevaban muy mal, un día hable con una de ellas y me comentaba que para ella eso era como rebajarse y tan pronto como pudo emigró a Barcelona.
   Al mismo tiempo que iban a Atienza de lecheras aprovechaban para hacer sus recados, compras, farmacia y demás. También me cuentan que había algún día que las llamaban y tenían que ir a la Plaza de la Villa donde “les graduaban la leche” que era medirles si llevaba agua, en el supuesto de que tuviese agua les requisaban las botellas, lo que no se supo nunca es lo que posteriormente hacían con las botellas.
   Repartida la leche y hechos todos los recados tocaba regresar a Naharros, siempre llegaban “antes de comer”, ya en el pueblo cada mujer tenía que ir a recoger sus botellas a la casa de las lecheras, le tocaban el culo al talego para ver si estaban “las perras” y se las llevaban para lavarlas para el día siguiente.

P. D. Todos estos datos los he recopilado hablando con gente del pueblo, por lo que si hay alguien que vea algo equivocado o pueda aportar más información me la haga llegar para rectificar o añadir.


                                                                                              José María Moreno

2 comentarios:

Jose Maria Moreno dijo...

Si alguien tiene alguna foto de las lecheras, me gustaría que me la hiciese llegar
Gracias

Alpedroches dijo...

Un relato muy curioso, gracias José

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