HOMENAJE A NUESTROS MAYORES AGOSTO-2012
domingo, 16 de septiembre de 2012
En mayo del 98 esta familia se fue a visitar Naharros, se marcharon para el monte, creo que a la Zomaquera y les pilló un buen chaparrón, cuando llegaron al pueblo Felisa y mi madre les ayudaron a secar su ropa y como señal de agradecimiento les enviaron desde Londres esta foto.
Lucía Graves nació en 1943 en Devon, Inglaterra. Poco después su familia se trasladó a Mallorca, donde su padre, el poeta y autor Robert Graves, vivió hasta su muerte en 1985. Tras criarse en Deia y licenciarse en Filología Hispánica en Oxford se casó con el músico catalán Ramón Farrán y se estableció en Barcelona como traductora literaria: Anaïs Nin, Katherine Mansfield, Rafael Alberti y Emilia Pardo Bazán, además de su propio padre. En 1995, editó el volumen Robert Graves' Complete Short Stories y, en 1999, publicó A Woman Unknown, enfatizando en el testimonio de mujeres españolas representativas del franquismo y la transición. En la actualidad vive en Londres. La casa de la memoria es su primera novela.
Lucía Graves nació en 1943 en Devon, Inglaterra. Poco después su familia se trasladó a Mallorca, donde su padre, el poeta y autor Robert Graves, vivió hasta su muerte en 1985. Tras criarse en Deia y licenciarse en Filología Hispánica en Oxford se casó con el músico catalán Ramón Farrán y se estableció en Barcelona como traductora literaria: Anaïs Nin, Katherine Mansfield, Rafael Alberti y Emilia Pardo Bazán, además de su propio padre. En 1995, editó el volumen Robert Graves' Complete Short Stories y, en 1999, publicó A Woman Unknown, enfatizando en el testimonio de mujeres españolas representativas del franquismo y la transición. En la actualidad vive en Londres. La casa de la memoria es su primera novela.
LAS LECHERAS DE
NAHARROS
José
María Moreno
Hasta finales de la década de los 60 las
mujeres de Naharros todos los días llevaban la leche de sus cabras a la vecina
Atienza para venderla.
Al final del día y a primera hora de la
mañana se ordeñaban las cabras, esta leche se metía en botellas, normalmente de
cristal, y un par de mujeres se encargaban de trasportar esta leche hasta
Atienza.
Las botellas llenas de leche se metían en un
talego, cada talego era de distinto color y de esta manera cada una sabia cual
era su botella, si coincidía el color de un talego, se le ponía un hiladillo
distinto para poder diferenciarlo, bueno diré que el talego era una bolsa de
tela en la que se metía la botella, este servía de protección para poner varias
botellas juntas y que no se rompiesen.
Todas las mañana, cada mujer llevaba sus
botellas de leche a la casa de de la que le tocaba ser lechera ese día y las
metía en las alforjas. Cuando todas habían llevado sus botellas se cargaban las
alforjas en una caballería, normalmente un mulo o burro que era el medio de
trasporte. Esta caballería tenía que ser tranquila ya que si se asustaba por el
camino se corría el riesgo de que las botellas fuesen al suelo y sobre todo no
tenía que asustarse con los coches ya que la mayor parte del camino se hacía
por la carretera que va de Naharros a Atienza que por aquel entonces estaba
empedrada.
Se salía de Naharros por El Calvario, La
Carrera, El Regacho de la Nava, se salía a la carretera por La Nava, se paraba
por El Casarejo y las curvas de Cerropozo se acortaba por debajo de la
carretera, se llegaba a Santa Lucia, El Serralo, El Verdinal, el Rio de Atienza
y antes de llegar a los Pradillos se salía de la carretera y entraban a Atienza
por Puertacaballos.
Cuando llegaban a Atienza, las caballerías
las dejaban en la cuadra de alguien de Atienza, por lo que me cuentan creo que
hubo un tiempo que las dejaban en la casa de La Tía Melona que estaba al lado
de donde estaba antiguamente la plaza de toros, al final las dejaban en casa de
La Tía Paula que estaba en la calle Real. Desde allí se procedía a repartir la
leche, normalmente si iban dos mujeres, se repartían el trabajo, dividiendo
Atienza en dos partes.
Parte de la leche era para clientas fijas y
parte había que hacer labor comercial para venderla, si en una casa había que
dejar medio litro, como las botellas eran de litro, tenían que llevar algo con
lo que se midiese que normalmente era un cuartillo. El hecho de tener que
vender la leche de puerta en puerta había mujeres que lo llevaban muy mal, un
día hable con una de ellas y me comentaba que para ella eso era como rebajarse
y tan pronto como pudo emigró a Barcelona.
Al mismo tiempo que iban a Atienza de
lecheras aprovechaban para hacer sus recados, compras, farmacia y demás.
También me cuentan que había algún día que las llamaban y tenían que ir a la
Plaza de la Villa donde “les graduaban la leche” que era medirles si llevaba
agua, en el supuesto de que tuviese agua les requisaban las botellas, lo que no
se supo nunca es lo que posteriormente hacían con las botellas.
Repartida la leche y hechos todos los
recados tocaba regresar a Naharros, siempre llegaban “antes de comer”, ya en el
pueblo cada mujer tenía que ir a recoger sus botellas a la casa de las
lecheras, le tocaban el culo al talego para ver si estaban “las perras” y se
las llevaban para lavarlas para el día siguiente.
P. D. Todos estos datos
los he recopilado hablando con gente del pueblo, por lo que si hay alguien que
vea algo equivocado o pueda aportar más información me la haga llegar para
rectificar o añadir.
sábado, 15 de septiembre de 2012
LA COLODRA
Bien, la colodra en concreto es un recipiente hecho de madera o de cuerno de vaca (las astas se vaciaban, se cortaban por ambos lados, por el extremo estrecho se cerraba y sellaba y por el ancho se colocaba un tapón de corcho o madera) al cual, antaño se le daban distintos usos: servía como vaso para beber, de recipiente para recoger la leche que se ordeñaba, e incluso la empleaban los ejércitos para transportar pólvora con la que cargar sus siniestros rifles, fusiles y arcabuces varios...
... También era habitual ver en nuestros campos a los afanosos segadores con la colodra -a la cual le incorporaban una correa para facilitar el transporte- colgada del cinturón, con agua y la pizarra con la que afilaban la guadaña... hoy en día, sin embargo, este adminículo tan sólo tiene atractivo e interés como pieza de museo...
...Curiosamente, existe la expresión “ser una colodra”, que se emplea de forma coloquial para referirse a aquel que bebe mucho vino, que es un gran bebedor... y es que, de hecho, la colodra era, siglos atrás, una unidad oficial de capacidad para medir vino, bastante más interesante -e imprecisa, todo hay que decirlo- que, digamos por ejemplo, un aburrido metro cúbico...
...Curiosamente, existe la expresión “ser una colodra”, que se emplea de forma coloquial para referirse a aquel que bebe mucho vino, que es un gran bebedor... y es que, de hecho, la colodra era, siglos atrás, una unidad oficial de capacidad para medir vino, bastante más interesante -e imprecisa, todo hay que decirlo- que, digamos por ejemplo, un aburrido metro cúbico...
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